13 mar 2010

The Posing Stray






Y era un día comun y corriente, cuando me visitó un gato callejero. Estuvo un buen rato desfilando por mi barda, era muy amable y se dejaba acariciar, yo creo porque sabía que si se portaba lindo le daría de comer; y estaba en lo correcto. Siendo una particular hora de la tarde el cielo se veía bonito, y decidí tomarle una foto mientras estuviera quieto. Parece que le gustó, porque inmediatamente sacó sus mejores poses. Le compartí de las croquetas de mi gata, y como llegó, se fué. Nunca lo volví a ver.